viernes, 7 de septiembre de 2012

La comunicadora y el alcalde.

En el día de ayer escuché por una estación radial de La Romana a una comunicadora opinar sobre la gestión del alcalde Juan Antonio Adames (Tony).

La gestión del Honorable ha sido objeto, desde el principio, de denuncias, sometimientos judiciales, dos programas especiales por parte de la periodista de investigación Nuria Piera, uno por Edith Febles y Marino Zapete, huelgas,
enfrentamientos a trompadas (entre empleados, el propio alcalde y proveedores), embargo de cuentas, falsificación de firmas (minutos 01:01:12 youtube), entrega de cheques sin fondo y un largo etc. 

Pero según la distinguida comunicadora, para que haya culpabilidad debe haber un encarcelado; según sus propias palabras: "A Tony lo han demandado varias veces y no han podido meterlo preso, por lo tanto no ha hecho nada", fue su argumento.

No quisiera ser malinterpretado, siempre he dicho que la opinión es una herramienta valiosa de la democracia y reconozco el derecho de la "profesional del micrófono" a opinar diferente.

Creo que con sus argumentos le hace una defensa famélica al alcalde, pues no defiende su desempeño sino que alaba la habilidad de éste para "no caer preso".

Bastaría con preguntar si algunos criminales famosos son inocentes o no existieron por no ser atrapados nunca. Ejemplo: Jack el destripador, el asesino del zodiaco, el asesino de la dalia negra.  Según ese criterio, Rafael Leonidas Trujillo fue inocente, ya que nunca fue enjuiciado ni condenado por violación de menores, asesinato, corrupción, genocidio, etc. 

Podría ser que Al Capone no era un gangster, pues fue enjuiciado y encarcelado por evasión de impuestos y nunca por actividad gansteril.

Por último un caso vigente, el diputado (PRD) Ramón Antonio Fernández era inocente de los cargos de violación a una menor, hasta antes de renunciar a su inmunidad parlamentaria, pues ésta le otorgaba el privilegio de no "caer preso".

Los comunicadores con actitudes como esa no aportan a la sociedad, quienes asumen el oficio de la opinión deben desempeñarse de la manera más objetiva posible, no digo que no sean imparciales, pero con su voz y facultad para llegar a las mayorías pueden llegar a convertirse en cómplices.

Hay defensas que ofenden

La Romana, R.D.







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