viernes, 18 de octubre de 2013

Negocios son negocios

Mi mamá tiene un vecino que desde hace 15 años fuimos testigos de su trabajo, dedicación y empeño a un colmado que tiene.

Esa entrega se reflejó en bonanza económica y pudo construir una buena casa de dos plantas, en la primera planta está el local comercial donde funciona el colmado y en la segunda su casa.


Sus hijas asisten a la universidad mientras la esposa con la ayuda de domesticas se encarga de los quehaceres del hogar.

Desde hace pocos meses también hemos sido testigos de que está atravesando por un mal momento, teniendo que vender su vehículo y sus hijas buscando empleo para poder pagar la universidad.

El colmado ya no está colmado, sus estantes están vacíos y el banco amenaza con embargar la casa.

Durante este amargo proceso decidió asistir a la Iglesia y desde hace un tiempo la visita con regularidad mientras hace malabares para no perder la casa y mantener su negocio a flote al que le ha dedicado 15 años de esfuerzo, madrugadas y hasta 16 horas diarias de trabajo, nunca lo vi ir de vacaciones o resort con su familia.

Esta semana vimos con mucho agrado que el colmado está super surtido, "con el brillo de antes", con la familiaridad y confianza de vecinos mi mamá le preguntó si resolvió sus problemas, él le explicó que vendió la casa y el nuevo dueño se hizo cargo de la hipoteca, ahora es inquilino donde antes era dueño y con el dinero que le sobró pudo surtir su negocio, un verdadero nuevo comenzar.
Lo que no termino de entender es que el pastor de la Iglesia nunca le fue garante de préstamos, nunca le prestó dinero, nunca lo asesoró y sin embargo el querido vecino aportará un fiel diezmo mensual de sus ganancias.

Así no por favor, así no...

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